jueves, 29 de abril de 2010

Que esto también va para tí

Que la aurora no se pose sobre ti,
que no alboreen los días con alegría,
que el cielo se te derrumbe,
que tus gritos no se oigan,
que tu dibujo se borre,
que la estrella se te funda,
que llama se te apague,
que las flores no te canten,
que tu espejo se rompa,
que te pierdas en un desierto que no conozca el tiempo,
que la sombra no te cubra,
que los labios se te sequen,
que no haya aguja que te suture,
que no se te acabe el hielo,
que te corten las alas,
que inhale la tierra a tu nube,
que la música se te distorsione,
que pises cristales descalza por nadie,
que te le olvides al tren,
que tus letras se borren,
que tu invierno no termine,
que la primavera te desconozca,
que te encadenes a mentiras de piedra,
que construyan muros a tu alrededor,
que no entiendan tu sustantivo,
que solo te sigan los borricos,
que te descubran la bisutería,
que te ahogues en agravios,
que te dejen plantada en fango,
que te muestren los dientes,
que sepan cómo eres,
que tu suelo se lamente,
que tus rimas no se conciban,
que el viento no te sople,
que no haya perros que te ladren,
que no recuerdes como confeccionar esperanzas,
que tu barco naufrague,
que tu isla no se encuentre en el mapa,
que en tu agujero siempre tengas una pala,
que conozcas a Judas, que se te vaya la luz,
que encuentres tu cruz,
que quemen tus historias,
que pierdas el ganado ganado,
que no poseas tinta,
que los planes se te escapen,
que tus sueños no se cumplan,
que tus lágrimas no valgan,
que no pronuncies palabras
que te des cuenta que escribo esto por mi falta de inteligencia emocional
Y que esto también va para tí.


José Amilcar Herrera Castro

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