yo siempre, el encargado del peaje.
Suelen empezar en esos valles sin dueño,
o en las míticas tierras de color sueño.
Siempre terminan de la misma manera:
Yo sentado en una estepa desierta
rodeado de arena que no conoce el tiempo
esperando a que salga alguna luz del cielo
y borre el vivo pero incoloro esbozo
que mi voluntad no pudo en su esfuerzo.
José Amilcar Herrera Castro
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