domingo, 21 de noviembre de 2010

Bailemos el baile...

Para quien abusó de las comas
y buscó un estado de quietud,
las quimeras restaron su boca
fabricando puertas de ataúd:

—Aquel alfiler casquivano al compás
de las notas y silencios suspensivos,
pincha las evocaciones, temporal,
puliendo tratos, provocando castigos—.

Repetía su nombre para creerla
suya. Cuando la olvidaba, las punzadas
regresaban y entonces, sin estar ella,
invitabale un baile sobre la nada.

Así decía:

¡Bailemos el baile de una flor ardiendo,
pues la noche es negra, de fiebre y de menta!
¡Bailemos el baile cual sombra y su cuerpo

(¡Cuánto reía!
Y era mentira,
pero
tanto la quiso
que era un capricho
decir lo mismo
desde otro inicio)

que errantes intentan las danzas intensas!
¡Bailemos el baile de nuestro recuerdo,
se rompen las cuerdas y algo transparenta…!

…Sentía el frío.


José Amilcar Herrera Castro

No hay comentarios:

Publicar un comentario